PatrimonioLa Granada de Río Tinto parece sentirse más de la sierra que de la mina.
Es un pueblo eminentemente rural donde el blanco de sus paredes y el rojo de los tejados contrastan con el verdor del entorno natural que le rodea.
Adentrándonos por sus calles empedradas resulta fácil apreciar la solera de sus viviendas, levantadas con los elementos constructivos que les facilita el entorno.
Las casas más modestas se caracterizan por el uso de la mampostería, la piedra sin labrar trabada con argamasa de cal y la escasez de vanos.
Son casas oscuras que comparten medianeras y cuya cubierta de tejas descansa, generalmente, sobre rollizos de castaño.
La solería es de barro cocido, excepto el zaguán y el pasillo, que suele estar empedrado para permitir el paso de las bestias hacia el corral y las cuadras.
Pero también encontramos fachadas con pilastras, cornisas, pedestales o frontones. Elementos decorativos propios de una arquitectura culta que ingeniosamente se han adaptado al marco rural.
Es en esta heterogeneidad que va de lo más sencillo al refinamiento, siempre bajo un criterio de funcionalidad, donde reside la verdadera identidad arquitectónica del pueblo.
