Catorce eran las torres que tenían sus murallas…
Cuando Tejada la Vieja fue abandonada en el siglo cuarto antes de Cristo parte de sus habitantes emigraron a Tejada la Nueva.
En la época en que los romanos dominaban Iberia, Itucci, como era conocida, era una de las ciudades más prósperas del Bajo Guadalquivir.
Desde aquí un acueducto llevaba agua hasta Itálica, ciudad con la que mantenía intensos lazos.
Pero la presencia de monedas de acuñación propia, con caracteres romanos y púnicos, delata un pasado anterior con una rica actividad comercial con los cartagineses.
Al contrario que en Tejada la Vieja, en la Nueva la actividad principal era agropecuaria.
Talyata la llamaron los almohades, que ampliaron sus construcciones convirtiéndola en punto fuerte de su resistencia durante la Reconquista.
Perfectamente visibles son las ruinas de sus muros, su castillo y de las termas, una vivienda romana con mosáicos y un sarcófago de plomo.
Finalmente, la insalubridad de la zona provocó su abandono paulatino.
Está ante una de las ciudades más importantes de su época en Andalucía, cuya misteriosa historia está constantemente descubriéndose. Tejada la Nueva aún tiene mucho que decir…