Desde toda Santa Ana la Real puede verse el Cerro Castillejo, lugar donde hubo en su día más de quince hornos de cal prieta.
Ahora los caleros, junto con sus utensilios y su vocabulario específico, forman parte del patrimonio santanero.
Testigo de otros tiempos, en su día dieron un servicio muy valorado, lo que les otorgó merecida fama más allá de la comarca.
Humearon sin descanso hasta los años sesenta, inundándolo todo del olor a jara, su principal combustible.
Gracias a esto los montes se mantenían limpios o se usaban para los “piojales” evitando, de paso, los incendios forestales.
Aún recuerdan los mayores del lugar como se trabajaba en ellos, sin descanso, con tesón y entrega.
Hornada del recuerdo son ya, refugio de la memoria de este bello pueblo: Santa Ana la Real