Para salvar la barrera que constituía el rio Tinto, se levantó entonces el puente que, hoy dos mil años después, sigue soportando el incesante paso del tráfico.
No solamente debemos pensar en calidad de las construcciones romanas por la longevidad de las mismas, sino por soportar esfuerzos bastantes mayores de los que para entonces fueron pensadas. Aunque ha sido reconstruido varias veces, los ingenieros romanos jamás pensaron en los actuales trailers o en el intenso tráfico rodado de hoy en día.
En este puente, es interesante resaltar los elementos romanos todavía visibles en la zona situada más al este que se conservan íntegros. Se observan varios arcos con estructura de medio punto, formados por dovelas de gran tamaño, perfectamente dispuestas. Existen otros arcos, cuyo trazado de medio punto o de tipo apuntado pertenece a reparaciones islámicas y de épocas posteriores.
Malherido durante la Guerra Civil ahí sigue, sin inmutarse por el paso del tiempo, sin pestañear ante las crecidas, sin temerle a nada ni a nadie…
Dedicado por el Decurión Marcos a la diosa Minerva, el puente romano de Niebla es el aperitivo para el visitante. Es la carta de presentación de un pueblo que, ya desde lejos, anuncia una interesante visita.