La desembocadura del Guadiana dibuja en el lienzo natural de las aguas del Atlántico un paisaje de marismas, caños, arenales y dunas entre los que sobresalen los 7 kilómetros de playas de suaves arenas blancas doradas por la cálida e interminable luz del sol que ilumina Ayamonte.
Isla Canela emerge cautivadora en toda su amplitud, paraíso para los amantes de la naturaleza y de los deportes náuticos.
Y Punta del Moral, que baña a la Aldea de pescadores con el mismo nombre, cuyas pequeñas y tradicionales viviendas conviven con el moderno urbanismo costero y con el Paraje Natural de las Marismas de Isla Cristina y Ayamonte. Un enclave del que ya disfrutaron los romanos, como atestigua su mausoleo.
Entre ambas, la playa de los Haraganes, separada del paseo marítimo por un sistema de dunas, lugar ideal para disfrutar de la tranquilidad y el descanso.