NaturalezaSi aún tiene alguna duda del carácter paradisíaco de esta tierra, visitando la playa de la Bota y sus alrededores podrá despejarlas todas.
Pocos pueden imaginar que fue aquí donde la Segunda Guerra Mundial dio un cambio de rumbo radical. A sus costas llegó el cadáver de William Martín, conocido como “El Hombre que Nunca Existió”, con documentos falsos que despistaron a los nazis sobre el desembarco en Sicilia. Esta operación, llamada “Carne Picada” o “MinceMeat” en inglés, fue todo un éxito evitando la pérdida de cientos de miles de vidas humanas.
“El Cruce”, como también se conoce a este trozo de litoral, es uno de las playas más populares de toda la costa, por muchos motivos. El primero es la calidad de su arena y el agua. El segundo es el entorno de extraordinaria belleza, totalmente virgen y rodeado de pinares, dunas y enebrales. Y el tercero y no menos importante es la extraordinaria comunicación con las localidades cercanas de Punta Umbría y Huelva.
Por todo esto los meses de verano la Playa de La Bota se llena de familias que disfrutan de una jornada de diversión estival. Pero nada más lejos de la realidad imaginar que esta afluencia es sinónimo de masificación. Puede estar tranquilo el visitante pues La Bota, con casi cuatro kilómetros de largo y unos 40 de ancho, tiene espacio para todos. Incluso en los días de mayor tránsito se puede disfrutar de tranquilidad y espacio para que los más pequeños jueguen a sus anchas sin molestar ni ser molestados.
Solamente una precaución deberá tener el visitante: a veces las cosas hermosas exigen cautela y así las aguas de esta playa tienen corrientes de gran fuerza debido a la desembocadura del río Piedras, justo frente a su orilla. Por tanto, aunque se puede uno bañar tranquilamente, recomendamos no despistarse ni nadar más allá de donde se dé pie.
