Huelva es arena blanca y en ella pinares, es olor a sabia, meloso aroma de primavera. Huelva también es romero y flor de jara, es sombra apacible en el estío. Y si Huelva es todo esto Aljaraque contiene toda su esencia.
Este municipio de la costa onubense, que tanto tiene por descubrir, con una historia interesante como el que más, posee entornos naturales de enorme hermosura.
Paisajes soberbios donde el único rey es el pino piñonero, que campa a sus anchas, con sus gruesos troncos y sus altas y grandes copas.
Fue introducido en el pasado para la explotación forestal de su madera, resina y piñones. Pero llegó para quedarse, por su fácil adaptación al terreno. Es generoso, da mucho y pide poco. Es un árbol que sobrevive en condiciones climatológicas muy adversas, lo que le hizo el candidato más viable para estas reforestaciones.
A sus pies crecen numerosos arbustos cuyas flores son el alimento de las abejas que proporcionan la deliciosa miel del entorno.
Es este también un lugar ideal para el descanso en familia y con los amigos. Carriles bicis, mesas y todo tipo de infraestructuras que, unidas a la sombra de los árboles y a las posibilidades de entretenimiento para los más pequeños, lo convierten en uno de los lugares más visitados por los onubenses en los días festivos.
En una clara apuesta por el disfrute de la naturaleza y la movilidad sostenible el ayuntamiento de Aljaraque construyó una de las más importantes y atractivas redes de carril bici de la provincia, que recorre todo el municipio en medio de un marco de incomparable belleza.