Desde los alrededores de Nerva, podemos apreciar una impresionante vista de la cuenca minera, entre la que destaca Peña de Hierro.
Hermosos contrastes entre ocres, morados, rojos y naranjas visten este anfiteatro natural labrado por la mano del hombre a lo largo de la historia.
Años de trabajo han permitido restaurar todo el complejo y adaptarlo para las visitas turísticas. El túnel de Santa María es un claro ejemplo de ello.
Sus doscientos metros de longitud nos trasladan a una época donde el eco de los picos, las voladuras y el ferrocarril resonaban con acento inglés no hace tanto tiempo.
Un viaje al pasado que culmina cuando el visitante descubre con emoción la espectacular vista de la “Corta”, sin duda, un paraje único en el mundo.