Hace siglos que el último almuédano no llama a la oración en la Mezquita de Almonaster la Real.
Pero ni un sólo día ha perdido su antiguo esplendor.
Ejemplo único de templo musulmán sencillo ubicado en una pequeña población.
Su arcaico mihrab nos revela que fue construida en época de los Omeya.
Sus columnas de mármol y granito y pilares de distintas formas y tamaños delatan a los anteriores moradores de este cerro.
Sus partes denotan la influencia califal: Shan, o patio de las abluciones; el Haram, oratorio con cinco naves orientadas hacia la Qibla… Y en ella el Mihrab, lugar donde el imán dirige el rezo. Y el alminar, vigilando la comarca, saludando al visitante que se acerca a conocerla.
Generosa, guarda en su interior restos arqueológicos romanos, paleocristianos, visigodos,…
Si Abderramán III pudiera escoger un segundo cielo, éste sería el de la Mezquita de Almonaster la Real.