La suave orografía del terreno, ideal para el cultivo, y la abundancia de agua en sus alrededores hicieron del valle de la ribera de Cachán un lugar propicio para que durante el IV milenio A.N.E se produjeran los primeros asentamientos humanos en la zona.
Levantado hace más de cinco mil años sobre una loma al final del valle, el conjunto megalítico del Rocalero fue descubierto en el año 2011 tras pasar desapercibido entre encinas y alcornoques durante siglos.
Este complejo de carácter funerario está constituido por dos dólmenes ubicados a escasos cincuenta metros de distancia.
De dimensiones y planta similar, sendos yacimientos responden a la tipología de Dolmen de galería cubierta, tan extendida en la Cuenca Minera y el Andévalo. Dichas galerías que se caracterizaban por un trazado longitudinal, morfología trapezoidal y por estar cubiertas por grandes ortostatos regulares. Desgraciadamente, muchos de ellos han desaparecido víctimas expolio o su reutilización en construcciones rurales cercanas.
Atrio, túmulo y anillo peristáltico a modo de bordillo, son los elementos que completan estas estructuras megalíticas.
Su aspecto actual se debe gracias al proceso de limpieza y conservación de los restos acometido durante 2012.