Como sumergido en tiempos remotos, como si de un personaje de los hermanos Grimm se tratara, así se sentirá el visitante que acuda a las Tobas en una tarde otoñal.
Situada entre Higuera de la Sierra y Zufre, esta caprichosa formación kárstica es fruto de la acción geológica.
La roca y el agua conviven sin problema dejando su lugar a la tupida vegetación que engalana el lugar.
Sorprenden, casi abruman, las oquedades y cuevas por donde fluye una tímida cascada de enorme belleza.
Más caudalosa en invierno, su sonido constante transmite una sensación de paz y sosiego.
Aquí se encuentran tres imágenes marianas, destacando la de la Virgen de Lourdes, obra de Sebastián Santos Rojas, a cuyos pies nunca faltan flores.
Para visitarla se puede hacer un distraído trayecto andando un sendero no muy complicado que pasa por abrevaderos, un molino y la Cruz de la Vega.
Todo en las Tobas es exagerado, excelso, haciéndolo uno de los parajes más atípicos que se puedan visitar en la Sierra de Aracena y Picos de Aroche.