De origen celta, la Lanza, como la llaman en Hinojales, exalta la llegada de la primavera. Otros opinan que es un ritual de fertilidad. Lo cierto es que posee un valor etnológico considerable, pues se mantiene inalterada desde la antigüedad.
Los danzantes, que siempre son hombres, se preparan desde pequeños en la “Danza chica”. A medida que van creciendo van pasando a la “Danza grande” y así indefinidamente. Porque los danzantes jamás dejan de serlo, desde la niñez.
Normalmente danzan en grupos impares ataviados todos igual excepto el Guion, director al grupo. Durante el recorrido por el pueblo, superando grandes pendientes, los mozos ejecutan la “lanza” al compás de la gaita, el tamboril y las castañuelas. Resulta un esfuerzo titánico realizado en honor a la Virgen de la Tórtola. Es la del 1 de mayo la más vistosa y emotiva, cuando las Danzas Grande y Chica bailan juntas tras la profesión de la patrona.