Las fuentes de los pueblos tienen un enorme valor etnográfico pues hablan de las costumbres y usos de otras épocas, así como de las condiciones de trabajo y de vida de aquellos habitantes de la sierra de Aracena.
De enorme utilidad antaño, ahora se resisten a ser meros objetos decorativos.
Castaño del Robledo posee varias de estas construcciones donde el agua es la protagonista principal, donde además de fuentes vemos abrevaderos, lavaderos y lievas.
Quizás, el ejemplo más destacable, por su antigüedad y belleza, es el de La Fuente del Chorro, donde saciaban su sed hombres y animales.
Esta fuente está situada en la parte trasera de la iglesia inacabada, llamada también del Cementerio.
De estilo barroco, fue levantada en el siglo dieciocho usando piedras y ladrillos.
Cuenta con dos caños de eterna agua, inagotable, que desemboca en un pilar de agua límpida y fresca. Desde aquí pasa a una segunda pila, alargada, para consumo de animales.
Por último, el lavadero, espacio reservado antiguamente a las mujeres pues en ellos se hacían fuertes y podían hablar de los temas que quisieran.
Encalado, reluce hasta casi escandilar durante los largos días de verano.