Ya lo adelantó, como si fuera un profeta, Manuel María de Soto Vázquez: “Aromas de la Sierra”.
Tiene Paymogo un legado único, riqueza milenaria que combate el hambre a fuerza de perfume, que no se va con el viento…
La jara se siega y se cuece en agua y bicarbonato acido de sosa.
Cocida, colada y enfriada, ya se le añade ácido sulfúrico al agua y se separa la resina.
Esta resina esconde la tan valiosa esencia de la jara, que se pasea en elegantes frascos por medio mundo…
¿Hasta dónde habrán llegado los olores a la jara de Paymogo desde que se elabora así desde los años cincuenta?
Este es el secreto, la fortuna del verano que tanto ayuda a Paymogo…
Es el orgullo de este pequeño pueblo andevaleño, su niña de los ojos... la elaboración de la goma.