PatrimonioEn nada tiene que envidiar a catedrales, pues fue construida sin contemplaciones a partir del siglo trece.
En estilo gótico y mudéjar fue concebida en este bello pueblo de la sierra, reconquistado a los musulmanes por Alfonso décimo El Sabio.
Posteriormente reformada en los siglos dieciséis y diecinueve, finalmente forma un conjunto de original belleza serrana y gran valor artístico.
Consta de planta basilical de tres naves, la central más ancha, que se levantan al cielo queriendo dar gracias por haberle concedido tanta belleza.
Tras el terremoto de Lisboa la recuperó el Maestro Mayor Pedro de Silva, al igual que casi todas las iglesias de la provincia.
En la restauración del retablo gótico de su presbiterio aparecieron inigualables frescos de mil quinientos veintiuno, dedicados a Santa María Magdalena.
En él vemos imágenes y escenas de la vida de la santa, varios apóstoles, un ángel y restos de un mural anterior.
El retablo que las tapaban, de principios del siglo dieciséis, es también de valor único. Construido en madera con bateas, pertenece a la escuela de Alejo Fernández.
Su portada fue levantada a principios del veinte, al igual que la capilla de la Inmaculada.
Está ante un edificio singular, que condensa en sus muros parte de la historia de Cala y de toda la sierra de Aracena y Picos de Aroche.
