La Plaza de España y la iglesia forman en realidad un único conjunto arquitectónico con una serie de características especiales que le confieren un aire de fortaleza, a la que se accede a través de un enjambre de pequeñas y angostas callejuelas.
Plaza estratégica por su ubicación, al lado del Guadiana y encallada en la frontera con la vecina Portugal, San Silvestre se conformó como villa en 1595 bajo el Marquesado de Ayamonte y situó el centro de su vida en torno al templo parroquial y a la plaza.
Una Plaza, hoy llamada de España, en cuyos límites rectangulares y de cerrada estructura siempre se dirimieron los asuntos principales de la vida social, económica y religiosa de San Silvestre.
Presidiendo todo el conjunto, la parroquia del Santo Patrono San Silvestre se yergue en una planta rectangular con una sola nave que culmina en una cúpula semiesférica, inspirada en otros templos erigidos en época del Marquesado, y en la que sobresale su diáfana y esbelta espadaña.