El visitante observador pronto deducirá que los habitantes de Linares de la Sierra, pese a ser un pueblo muy pequeño, siempre se preocuparon de tenerlo bello. Posee plaza de toros, dos fuentes, sus calles engalanadas con los “Llanos” y una iglesia, llamada de San Juan Bautista, de un tamaño desproporcionado para el número de habitantes de esta localidad serrana. Delatan todos estos datos la prosperidad económica del pasado.
El casco urbano se desarrolló en torno a una pequeña ermita de la que ya no quedan restos. En el mismo solar se levantó, bajo la advocación de San Juan Bautista, el principal monumento de la localidad. En la construcción de la iglesia de San Juan Bautista se repiten muchos patrones vistos en otras de la comarca: una sola nave a la que se adosa una torre campanario. Todo levantado en el siglo XVIII con un estilo que revela la unión del Barroco popular con el Barroco academicista que daba paso al Neoclasicismo.
El interior de la iglesia guarda el Simpecado de la Reina de los Ángeles, al que los chicharreros acompañan con devoción todos los 8 de septiembre hasta la Peña de Arias Montano, en Alájar.
Muy unidos a su iglesia, los habitantes de Linares de la Sierra celebran a su alrededor los festejos más esperados del año como las fiestas dedicadas al patrón, San Juan, o la solemne procesión del jueves santo, en Semana Santa.