PatrimonioEstamos, sin exagerar en absoluto, ante una de las iglesias más bonitas de la provincia y gran ejemplo de como un templo se va a adaptando a los tiempos recogiendo para sí los estilos de cada época.
Es indiscutible su carácter defensivo, pues fue fortaleza almohade en el siglo doce, con cuatro torres de las que ya solo una se conserva.
Tras la reconquista Alfonso décimo “El sabio” mandó cubrir el patio de armas en estilo gótico, como aún puede apreciarse en su interior por las bóvedas ojivales y los arcos apuntados que dividen sus tres naves.
Pero así no llegó hasta nuestros días, al menos en su totalidad, ya que el severo Terremoto de Lisboa quiso que tuviera que reconstruirse su fachada en el neoclásico propio del dieciocho. A partir de entonces, ora por el añadido de su torre-campanario también neoclásica, las capillas laterales o las criptas, ora por la pérdida de elementos de épocas pasadas, ha llegado hasta el presente así, como podemos observarla ahora mismo.
Todo esto hace sospechar que sea una obra hecha a base de remiendos, de parches. Pero debemos siempre entender los monumentos como parte de la historia de la zona donde se ubican, como algo vivo que se va modificando y cambiando con los años. Esto es lo que hace a la Iglesia de San Antonio Abad única en Huelva, de belleza comparable a la Iglesia de Santa Ana, del barrio sevillano de Triana, a la que se parece enormemente.
Como curiosidad señalar que durante muchos años los entendidos no se han puesto de acuerdo sobre el origen de este bello templo, adjudicando algunos estudiosos sus primeros días a la época romana y dando otros este papel a la muy posterior Orden del Temple e incluso a la Orden de Santa María, sin olvidar la obvia herencia almohade.
