Este bello y sencillo pueblo del Andévalo onubense tiene una historia amplia pues, como atestiguan los restos arqueológicos del Dolmen de La Zarzita, ha estado habitado por el hombre desde el megalítico.
No fue hasta 1504 cuando se le concede el título de pueblo. Ya entonces contaba con población suficiente para ello, dedicada sobre todo a labores agrícolas y ganaderas, así como algunos monumentos de interés.
Cuando la pequeña Ermita de Santa Barbara se quedó pequeña se decidió construir la primitiva Iglesia de Nuestra Señora de la Piedad. De principios del siglo diecisiete, la primera noticia que se tiene de ella es del mil seiscientos ochenta y uno.
Pero su mala conservación hizo que no resistiera los temblores del famoso Terremoto del Lisboa, por lo que hubo que derribarla para levantar la actual.
El encargado del proyecto fue Ambrosio Figueroa, Maestro Mayor de Obras del Arzobispado de Sevilla. Las obras comenzaron en mil setecientos sesenta nueve y duraron siete años.
El resultado fue este templo en el que se combinan los estilos neoclásicos de su fachada con el barroco de su torre-campanario.
La planta es basilical con bóveda de cañón simple y tres pequeños altares.
Desde entonces este templo es el centro neurálgico del todo el caserío de Santa Bárbara de Casa y escenario de algunas de sus fiestas más esperadas.