Brilla bajo el sol del verano tanto que desde lejos se podría confundir con un diamante sobre el manto verde de la sierra.
Principal monumento de este pueblo de notable interés turístico, la iglesia de Nuestra Señora de Gracia data del siglo catorce.
Después, como casi todas las iglesias de Huelva, Sevilla y Cádiz, tuvo que ser reconstruida tras el brutal terremoto de Lisboa.
Con una solitaria nave con bóveda de cañón, capillas laterales y su torre, a la que se accede por medio del coro, saluda al recién llegado desde las alturas, sin perder de vista a la vecina Aracena, de quien dependía este pueblo hasta hace más de dos siglos.
De gran belleza son el Retablo Mayor, en estilo barroco, así como la pila bautismal de mil seiscientos treinta.
Cuando los franceses ocuparan la localidad durante la Guerra de la Independencia, sometiéndola a abusos y saqueos, usaron este templo como cuadra para las Bestias.