El tren minero de Tharsis, que transportaba los minerales hasta el muelle cargadero de Corrales, propició el crecimiento de este, por aquellos entonces del siglo XIX.
Una intensa actividad gracias a la que, además, se conservan construcciones con aires a mina y estilo inglés. Fue precisamente la Compañía Minas de Tharsis la que, en 1956, levantó un pequeño templo en Corrales, casi a imagen y semejanza de la iglesia de Santa Bárbara. Una parroquia que, tres años después, se convertiría en la actual de Nuestra Señora Reina del Mundo.
Una edificación de una sola nave, cubierta con bóveda de cañón rebajada y compuesta por cinco tramos, cada uno de ellos con sendos óculos. Características propias de las construcciones religiosas de los siglos XIX y XX en las localidades mineras onubenses, y cuyo exterior muestra un conjunto de notable gracia y armonía.
En ella, los corraleños veneran, junto a otras imágenes, a Nuestra Señora Reina del Mundo, una talla de 1958 del imaginero Antonio León Ortega, que sale en romería junto a San José Obrero el primer fin de semana de mayo, entre las muestras de fervor y emoción desbordada de sus fieles.