La iglesia de los Dolores es uno de esos ejemplos de edificio que nace gracias al esfuerzo colectivo de los habitantes de un pueblo.
En este caso fueron los habitantes de Isla Cristina los que, queriendo una iglesia mayor para su pueblo, se esforzaron en reunir el dinero suficiente para levantarla en mil novecientos veintinueve.
Fue tal el destrozó ocasionado poco después por la Guerra Civil que los prestigiosos arquitectos Alberto Balbontín y Antonio Delgado, autores de la Ermita de la Virgen del Rocío o la Capilla del Gran Poder entre otros templos, debieron reconstruirla como hoy la vemos en mil novecientos cuarenta y uno.
El resultado fue un imponente y precioso templo blanco, cuya torre se alza a gran altura como esperando el regreso de sus marineros.
El interior, que en nada desmerece al conjunto del edificio, alberga un patrimonio de gran valor formado por tallas y pinturas de diversas épocas.
Esta iglesia siempre ha sido refugio y ha dado consuelo a los marineros isleños y sus familias en las ocasiones en las que el mar se cobró su injusto tributo.
Merece la pena la visita en Semana Santa, cuando desde esta Iglesia de los Dolores salen algunas de las cofradías más veneradas por los isleños.