Tan importante era disponer de agua de manera regular y segura que los habitantes se implicaban financiando ellos mismo la construcción de fuentes y abrevaderos.
Esto es lo que ocurrió en mil ochocientos ochenta y nueve en Galaroza. Por medio de la aportación popular se sustituyó a la antigua fuente poligonal por la Fuente de Nuestra Señora del Carmen, popularmente conocida como Fuente de los Doce Caños.
Ubicada en la Plaza de los Álamos, desde lejos se observa su forma de gota de agua o lira. Hasta aquí, en el centro del pueblo, llega el agua procedente del Manantial del cerro de Santa Brígida.
Siempre ha sido punto de encuentro y reunión, sobre todo en las agradables noches de verano, cuando los brazos que forma esta fuente parecen abrazar a los habitantes de este coqueto pueblo serrano, que ha sabido conservar su belleza pretérita.
Ahora el agua no solo sigue siendo un recurso de enorme importancia, como es de suponer, sino que es protagonista de una de sus fiestas más populares: la fiesta de los jarritos, celebrada todos los días 6 de septiembre y cuyo punto neurálgico se sitúa precisamente en este bello monumento.