El constante crecimiento urbano y demográfico al que se vio sometida Nerva, auspiciado por la floreciente actividad minera, hizo que la localidad se fuera dotando de las infraestructuras necesarias para cubrir las necesidades básicas.
Uno de los principales problemas era la escasez de agua en el núcleo urbano durante los meses estivales, cuando la disminución del caudal todas fuentes era alarmante. Por ese motivo, en 1902, el Consistorio con la ayuda de la Río Tinto Company LTD proyectó el alumbramiento y la conducción de las aguas del manantial de la Reú a través de los 6 kilómetros que le separan de la villa.
Finalizada en 1914, es un interesante ejemplo arquitectura tradicional con reminiscencias inglesas, como ocurre en numerosos edificios de la comarca. La estructura que la rodea está formada por un pórtico de ladrillo visto y arcos de medio punto. Además, presenta un cuerpo central con cubierta a cuatro aguas y tejas, que sobresale del resto del edificio.
La importancia de esta fuente ha trascendido durante generaciones, ya que su construcción garantizó durante décadas el suministro de agua y la salubridad a una población en aumento.
En la actualidad, se ha convertido en uno de los emblemas turísticos de Nerva, junto al Ayuntamiento o la Plaza de Toros.