Desde finales del siglo XIX, el devenir económico y social de este municipio quedaría ligado a la minería y a los designios de las compañías extranjeras que explotaron sus riquezas. Sólo así se puede entender cómo una pequeña localidad de origen agrícola se convertiría en un núcleo eminentemente minero.
Con la llegada de la “Río Tinto Company” se implantaron técnicas industriales de extracción a gran escala que requerían bastante mano de obra y un sistema de transporte mecanizado capaz de trasladar las ingentes cantidades de mineral a diversos puntos.
A principios del siglo XX, se unirían a la “Vía General” varios ramales que comunicaban las localidades adyacentes y explotaciones menores con las instalaciones mineras. Los trenes mixtos que circulaban por ellos, pronto se convirtieron en un medio de transporte rápido, eficaz y cotidiano.
La estación de El Campillo sigue los cánones británicos, caracterizados por su planta rectangular, la simetría en torno a un eje, una cubierta a dos aguas y con las marquesinas, zona de tránsito y estructura a base de cerchas metálicas.
Estaciones como la de El Campillo, Riotinto o Nerva, llegaron a superar el millón de pasajeros en su época de mayor apogeo, siendo trabajadores la amplia mayoría.