La Ermita del Santo es uno de los lugares más queridos de Valverde. Fue levantada en el siglo pasado sobre la más antigua y modesta Ermita de San Sebastián.
Siempre relacionamos las iglesias con los monumentos más antiguos de nuestros pueblos. En este caso no es así.
Pero no se confunda nadie, su belleza y el amor que profesan a esta bella ermita los valverdeños hace que se convierta en una visita obligada.
Fue empezada en 1952 y su construcción concluyó nueve años después de la colocación de su primera piedra, en 1961.
Del proyecto se hicieron cargo los importantes arquitectos sevillanos Alberto Balboltín y Antonio Delgado, autores de la Basílica del Gran Poder o de la Ermita de El Rocío, entre otras.
En nada desmerece de otras iglesias y ermitas barrocas a las que quiso parecerse desde el principio. Su planta de cruz latina, sus vidrieras y sus soluciones arquitectónicas simples del interior invitan al culto y a la oración.
Hogar del Señor del Santo, quizás la imagen más querida de toda la Semana Santa valverdeña, conmueve verlo en la procesión de Jueves Santo, la “madrugá”, saliendo y entrando en su ermita.
Solamente por esto Valverde debería ser el pueblo más sanamente envidiado.