Unos de los primeros atractivos que se observan en la localidad es un impecable casco urbano. En las estrechas calles empedradas se elevan blancas casas con artesanales enrejados. Buena muestra de este patrimonio se puede observar en el barrio alto.
Es aquí donde se encuentra un monumento muy querido por todos los higuereños: la Ermita del Cristo del Rosario. Construcción religiosa en estilo renacentista, se inició en el siglo XVI finalizándose a principios del siguiente. Su primitiva cubierta de madera fue sustituida por la presente bóveda de cañón en el siglo posterior. Por su sencillez y pureza de líneas, constituye un fiel exponente de la arquitectura religiosa de la zona.
En su interior la imagen del Cristo del Rosario, tallado en madera siguiendo el estilo vigente en el gótico, preside un hermoso retablo del siglo XVIII.
Perfectamente integrada en el casco urbano, se alza junto a la famosa Plaza de Toros y una de las tres fuentes-lavaderos tan típicas de la localidad.
En ella se celebra la Feria del Cristo, que tiene su origen en la procesión que el barrio alto hacía acompañando la efigie del Cristo del Rosario, coincidiendo con la celebración de la Exaltación universal de la Santa Cruz de mediados de septiembre.