Zufre es el mayor municipio de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche y uno de los más bellos y peculiares.
El visitante que acuda a la perla árabe, como también es llamada, podrá pasear por uno de sus intrincados caminos, dejando a los lados huertas y casitas populares que llevan aquí desde hace siglos.
Su entramado urbano, de origen musulmán, esconde un importante patrimonio que nos recuerda que el hombre ya habitó estas tierras desde la época romana.
En el recodo de uno de esos caminos, a escasos metros del pueblo, se encuentra la humilde Ermita de Santa Zita.
La fachada, de piedra vista y ladrillo, revela el origen humilde de los primeros repobladores de Zufre.
Con planta basilical, su tamaño es de apenas 5x5 metros. Los contrafuertes del exterior se corresponden con las arcadas interiores que sostienen el tejado de tejas árabes.
En el interior arcos apuntados dividen tres zonas, estando al fondo el altar mayor.
Y es aquí donde podemos comprobar la verdadera antigüedad de este pequeño templo. La actual imagen de Santa Zita, de finales del siglo diecinueve, sustituye a otra anterior a la que también se le rendía culto de los llamados de repoblación, cuyo origen se remonta a los siglos doce y trece. Además, la pila de agua bendita es un capitel datado entre los siglos séptimo y octavo.
Su techo, de madera, ha sido testigos del paso de unos años en los que los zufreños han mantenido y restaurado con mimo este pequeño templo, levantado en el siglo catorce.