Es tan antigua esta ermita de San Benito que, con toda probabilidad, lo sea hasta más que el mismo Cerro de Andévalo.
Aunque la primera fecha documentada, gracias a unos pleitos entre el duque de Medina Sidonia y el reino de Sevilla, es de 1435 probablemente fuera del siglo XII e incluso XIII.
Algunos apuntan a la posibilidad de que fuese priorato de la Orden medieval de Santiago en sus orígenes, pues esta seguía las normas de vida de San Benito.
La cierto es que durante estos ochocientos años el lugar se ha mantenido tan bello como lo contemplan ahora sus ojos.
En un entorno privilegiado, que alberga un cierto sincretismo religioso, ha visto acrecentar todavía más el aprecio de su pueblo a esta bella edificación.
Ha sufrido bastantes modificaciones a lo largo de los siglos que la han mejorado y aportado esplendor.
El aumento del fervor y las nuevas necesidades de la Hermandad de San Benito Abad han hecho inevitable el cambio en la fisionomía de este peculiar templo, tan distinto que casi no se encuentra similar en todo Huelva.