Hinojales, que significa “terreno donde abunda el hinojo”, fue repoblado por leoneses y gallegos tras la expulsión de los portugueses que habían ocupado la zona durante el reinado de su rey: Sancho II.
Esta repoblación explica muchos de sus topónimos, patrones, ritos y, en general, su cultura y carácter.
De esta época convulsa, en la que la comarca está sujeta a fuertes tensiones y cambios, data la Ermita de Nuestra Señora de la Tórtola.
Situada a la salida del pueblo en dirección a Cañaveral, su historia está íntimamente ligada a la de Hinojales. Originaria del siglo XIII, aunque reconstruida en estilo neoclásico durante el XVIII, es coetánea de buena parte de las construcciones medievales levantadas en la sierra.
Rodeada de la Ribera de Hinojales y la Sierra del Rey, su interior guarda una lápida paleo-cristiana del siglo VI y una interesante talla gótica.
En ella tiene lugar una de las danzas rituales más interesante de la provincia: la lanza o danza. En ella, los lanzantes, siempre en número impar, bailan en honor a la patrona de la localidad, dirigidos por el guion.