Limitando con Extremadura, Cala guarda secretos de un pasado ya remoto. Llamada entonces Restituta Llulia, los romanos explotaron en ella unas minas ricas en hierro.
El yacimiento de la Ermita de Cala es el único vestigio que queda de aquella época. Se trata de un asentamiento, probablemente relacionado con la actividad minera, en el que se conservan algunos útiles y restos constructivos. Se pueden contemplar ejemplos de Tégulas, capiteles, sillares y cerámicas parcialmente bien conservados. Más discutible es el caso de la inscripción "Seguida Restituta Iulia", que varios expertos consideran falsa.
Estos restos se hayan sobre la Ermita de Cala, bello y curioso ejemplo de transición gótico-mudéjar, construida en el siglo XV. Las pilastras que separan sus cuatro tramos soportan los arcos transversales manteniendo la estructura, que da cobijo a la Virgen de Cala y al Patrón del pueblo, San Roque.
Este es el ejemplo de que cualquier rincón, por remoto que sea, puede conservar vestigios de un pasado interesante. Pasado que hay que estudiar y conservar, para no dejarlo caer en el olvido.