Cuenta la leyenda que la mañana del 8 de diciembre de 1470, el pastor Alonso Gómez avistó en el Prado de Osma un resplandor que salía de entre las piedras. Allí descubrió dos imágenes de la Virgen. Una fue llevada a la Puebla de Guzmán. La otra, permaneció allí, en el Prado de Osma, para el amparo de la tierra.
Desde entonces, más de cinco siglos alumbran la devoción a la Virgen de Piedras Albas, Patrona de El Almendro y de Villanueva de los Castillejos, que comparten romería y fastos a su Señora.
El Domingo de Resurrección los piedralberos, guiados por los mayordomos, emprenden romería por el camino de la Herradura hasta el bello Prado de Osma, a unos 6 kilómetros de El Almendro, donde la Virgen espera en su ermita.
Intensa jornada que culmina con la misa de romeros y el besamanos antes de sacar a hombros a la Virgen por el recinto romero. Un ritual que se repite el lunes, con el rosario y la misa por los difuntos.
Será el martes el gran día, con la procesión de la Santísima Virgen de Piedras Albas, haciendo parada en el Calvario para la toma de pendones por los nuevos mayordomos. Durante toda la romería, la gaita y el tamboril marcan los pasos de la danza de los Cirochos, de profundas raíces pastoriles y origen celta, cuyos danzadores, siempre hombres, acompañan a los romeros y reverencian a la Patrona. Es la procesión el epílogo de jornadas de profunda devoción antes de emprender el miércoles el camino de vuelta.