Pozo de la Villa cuan generoso siempre fuiste.
Naciste al abrigo de tu pueblo para servir al barrio que te da nombre.
Un servicio gentil diste, pues colmaste los hogares de un agua tan necesaria.
Ahora, que con tan sólo abrir el grifo disponemos de ella, parece imposible imaginar cómo eras de imprescindible.
Pero fuiste un amigo fiel y por eso Ayamonte te cuida y protege.
Eres uno de los rincones más queridos de Ayamonte, joya popular de todos los ayamontinos.
En plena calle Galdames tus lozas, ya gastadas por el uso y el roce de las cuerdas, brillan bajo el sol del verano.
Las macetas, colocadas por los vecinos, alegran la primavera decorando las blancas paredes de este barrio tan castizo.