La historia de Cañaveral de León siempre ha estado ligada al agua. Concretamente al manantial de la Fuente Redonda, alrededor del cual se construyeron infraestructuras hidráulicas que distribuyen tan necesario bien. Huertas, arboledas y molinos de aceite y grano se la reparten fraternalmente, sin avaricia alguna. Todas están alimentadas por "La Laguna", enorme balsa de agua que sirve tanto para el riego como para el disfrute del visitante en los meses de calor.
Por falta de agua nunca fue, y de ella se sienten orgullosos los cañeteros. No es para menos, pues no se sabe que fue antes, si fuente o pueblo. Sus orígenes se confunden, igual que sus trazados, sinuosos pero no improvisados.
Es este enclave, lejano, un curioso caso de aprovechamiento de los recursos que es hoy visitado por numerosos turistas y escenario de moda flamenca en su mes más festivo, julio.
El Ruedo está estructurado a partir de “lievas”, caminos y accesos, llamados callejas, siendo las más conocidas la del Agua y la de la Tía Tomasa, o los caminos del Chorrero y de las Suertes. Paralelas a los muros, el agua discurre por las acequias como satisfecha de llegar a su destino, alimentando Molinos y Huertas.