Las condiciones ambientales del suroeste peninsular, favorables para la actividad agrícola y ganadera, propiciaron la proliferación de asentamientos en los valles de las riveras del Río Tinto y Odiel, así como de estructuras megalíticas a partir del IV milenio a.C.
Gracias a ello, Berrocal posee un valioso patrimonio megalítico en lo que a complejos dolménicos se refiere. Dólmenes como el del Puerto de los Huertos, el Casullo o el de Mascotejo responden al posterior proceso de expansión y monumentalización emprendido por los primeros pobladores de la zona.
Entre ellos destaca el dolmen del Casullo, tanto por ser el más antiguo de la provincia de Huelva (IV milenio a.C.) como por el hallazgo que allí se produjo, un ídolo tolva prehistórico con atributos femeninos realizado en barro con pigmentos rojos como la "Venus del Casullo".
De características estructurales similares, podemos considerar estos monumentos funerarios como “dólmenes de galería” por poseer tres elementos bien diferenciados: el túmulo, una única galería orientada hacia el Este y el atrio, lugar donde se encontraba el altar en el que se depositaban las ofrendas funerarias.
Respecto al estado de conservación de algunos de ellos, cabe decir que su aparente deterioro responde a una destrucción intencionada durante el II milenio a.C., tal y como se ha documentado.