Con flores a María, Virgen de La Rábida, rinden culto los sanluqueños en sus fiestas patronales.
Danzas religiosas, que no guerreras, que cambian espadas por flores en humilde ofrenda de acción de gracias.
Antigua tradición recuperada del olvido para engrandecer los fastos en honor a la Patrona de Sanlúcar de Guadiana…
El castañeteo de los palillos se cuela con ritmo entre los sones de flauta y tamboril, que marcan el compás de los 11 danzaores.
Vuelan al viento los arquillos floreados mientras los danzaores dibujan con destreza las mudanzas del ‘arco de honor’, la ‘espiral’ o ‘el doble arco’.
Hombres y niños, herederos de la tradición, honran a la Patrona sin descanso mientras Sanlúcar bulle de fervor el fin de semana después del Domingo de Resurrección.