PatrimonioEl origen de este camposanto está totalmente ligado a la Rio Tinto Company Limited cuando, poco después de la adquisición de las minas, los británicos construyeron el barrio de Bellavista, la iglesia presbiteriana y su propio cementerio.
Éste se destinó a enterrar a los trabajadores fallecidos en la comarca que profesaran la religión protestante, debido a que en aquel momento no se permitía enterrarlos en los cementerios católicos.
Pese a que los primeros enterramientos datan de 1877, no es hasta cinco años después cuando se edifica como tal. Pequeño, recogido y rodeado por un muro de piedra,cuenta con 56 tumbas, 47 protestantes y nueve católicas, estás últimas ubicadas en la ampliación de 1931.
La puerta de la necrópolis, formada por una reja de forja con puntas de lanza, da paso a un romántico jardín victoriano donde los enterramientos constan de un bordillo perimetral de piedra o ladrillo y una pequeña losa central. En ocasiones existe una lápida vertical rematada por una cruz griega inscrita en un círculo que simboliza la rueda de la vida.
Este vestigio más de la presencia británica en la cuenca minera, con sus pequeñas dimensiones, los enterramientos con nombres desdibujados y la hiedra que lo envuelve, causa una extraña mezcla de tristeza y melancolía.
