Sobre el Cerro de la Horca se levanta, desde 1646, el baluarte de San Juan.
Su construcción se debe al diseño del ingeniero militar Rafael de Medicis, aunque a petición de la junta de guerra fue cercada por una muralla estrellada de cuatro puntas, terminada en el 1647 por el ingeniero Antonio Pimental.
Su planta es similar a la de las torres almenaras situadas en la costa, y ha defendido de los portugueses la zona conocida como “Las Contiendas”.
Durante la guerra de la Restauración de Portugal sirvió de refugio y defensa a los vecinos de Encinasola.
Alrededor de la torre se levanta un fuerte con forma de estrella. Primitivamente tenía un foso y una pasarela, y en la parte superior se colocaron cañones de gran calibre, que tronaron a favor de Felipe V durante la Guerra de la Sucesión.
Fue en la Guerra de la Independencia cuando soportó un asedio de diez días, tras el cual los franceses se ensañaron con el pueblo. Enterraron después la artillería en la afueras, dejándolas inutilizadas.